El fraude digital masivo marcó al 2025 como un año crítico para seguridad global
La batalla global contra el fraude digital se ha vuelto más compleja, con cibercriminales que han pasado de ataques masivos y oportunistas a operaciones sofisticadas impulsadas por inteligencia artificial, no solo son más difíciles de detectar, pueden causar daños mayores también.
De acuerdo con un análisis de más de 4 millones de intentos de fraude, junto con encuesta a más de 300 expertos de fraude y riegos, además de otros mil usuarios finales, se ha revelado lo que se ha descrito como un claro salto de sofisticación por parte de los estafadores en el último año.
El fraude basado en técnicas avanzadas de ingeniería social, engaño, identidades generadas por IA y manipulación de telemetría ha crecido un 180% interanual, mientras que su proporción dentro del volumen total ha aumentado del 10% en el 2024 al 30% en el 2025.
De forma inquietante, los expertos han detectado estafadores desplegando sistemas autónomos capaces de ejecutar fraudes en múltiples pasos con mínima intervención humana. Los documentos generados por IA han representado el 2% de las identificaciones falsas el año pasado. Sin embargo, esa fracción, impulsada por sistemas como Gemini, Grok y ChatGPT, han marcado una trayectoria ascendente y preocupante.
El fraude ya no está dominado por ciberataques de bajo esfuerzo y por comandos de copiar y pegar, según los especialistas. Ahora, una parte considerable de los casos se diseña con precisión, lo que requiere más recursos para ejecutarse, pero provoca daños más graves cuando logra su objetivo. El riesgo ya no se puede medir solo en frecuencia, sino en complejidad e impacto.
Un descubrimiento inesperado para los especialistas ha sido la prevalencia persistente del phishing como principal motor del fraude al consumidor, llegando casi al 50%. Lo más destacable es que las brechas de datos a nivel de servicios ya están representando el 35% de los incidentes, señalan los investigadores.
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En muchos casos, las víctimas son comprometidas sin acción propia. Para las organizaciones, esto refuerza el hecho de que la seguridad en general depende tanto de la resiliencia del ecosistema de proveedores como de los controles internos.
Países como los Estados Unidos, por ejemplo, ha registrado una caída del 15% interanual en las tasas generales de fraude en este año. De acuerdo con el panorama global que puede observarse, la naturaleza de los ciberataques ha cambiado hacia operaciones impulsadas por IA, en el mayor de los casos.
Del mismo modo, el 21% de los intentos analizados en los Estados Unidos, ha involucrado identidades sintéticas o personas generadas por inteligencia artificial. Igualmente, el abuso de contracargos con una incidencia del 16% y la toma de cuentas con un 20%, han sido otros tipos destacados.
Aunque el 75% de las víctimas en el país norteamericano sufren pérdidas financieras de forma directa, la confianza en los servicios financieros sigue alta, con un 80%, afirman los especialistas. En parte, debido a que el 65% de las compañías reportan casos a los reguladores, por lo que esta brecha sugiere un registro sustancial y que muchos incidentes se gestionan internamente y sin mayor visibilidad.