Gobierno de México ha creado la Dirección General de Ciberseguridad
En un movimiento estratégico de cara a enfrentar algunos desafíos presentes en el siglo XXI, la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha promulgado un decreto que ha sido publicado en el Diario Oficial de la Federación, el cual ha formalizado la estructura operativa de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones o ATDT.
Este organismo ha representado un hito en la modernización del Estado mexicano, ya que integra bajo un mismo mando institucional las políticas públicas en materia de conectividad, innovación del gobierno y la protección de infraestructuras críticas.
De esta forma, la ATDT constituye como un ente rector que ha trascendido la coordinación burocrática. Este reglamento interno detalla la conformación de 3 pilares técnicos fundamentales, entre los que se encuentran:
Dirección General de Inteligencia de Datos, la cual se encarga de optimizar el uso estratégico de Big Data para la toma de decisiones del Estado.
Dirección General de Gobierno Digital, orientada a la reinvención de las políticas y servicios estatales mediante plataformas interoperables, accesibles y seguras.
Dirección General de Ciberseguridad, la cual ha sido diseñada para prevenir y combatir cualquier tipo de amenazas digitales que puedan comprometer los ecosistemas estatales, de instituciones y de infraestructuras críticas.
Estas 3 direcciones operativas buscan fusionar las capacidades analíticas, tecnológicas y defensivas, respondiendo a la complejidad de los ecosistemas digitales actuales y los futuros.
La Dirección General de Ciberseguridad, que está adscrita a la Coordinación Nacional de Infraestructura Digital, ha surgido como respuesta estructural a un contexto global que, en muchos casos, es preocupante, cuando menos.
Según análisis de especialistas, el Estado mexicano ha enfrentado solo durante 2024, un promedio de 80 intentos de intrusiones maliciosas por minuto, alcanzando la alarmante cifra de 116 incidentes diarios. Algunos sectores estratégicos como la manufactura y el propio gobierno se encuentran en la primera línea de conflicto silencioso.
El recién creado órgano no va a limitarse a funciones netamente reactivas, entre sus objetivos incluyen el desarrollo de una arquitectura de sistemas de defensa proactiva, con el empleo de la inteligencia artificial predictiva para neutralizar amenazas antes de que puedan materializarse.
Además, busca estandarizar protocolos de seguridad basados en marcos internacionales como NIST o la ISO 27001, los cuales van a estar adaptados a la realidad jurídica y tecnológica de México. Así como también, la creación de políticas de formación en habilidades cibernéticas, en materia de ciberseguridad y certificando las competencias técnicas de los trabajadores públicos.
La creación de esta agencia debe interpretarse como un componente crucial en la estrategia de soberanía tecnológica de México. Al centralizar las capacidades digitales del Estado, se reduce su dependencia de soluciones foráneas en áreas sensibles, un factor determinante considerando las tensiones globales en el control de datos y las nuevas redes 5G.
La ATDT no es una simple dependencia del gobierno de México. Representa la institucionalización de una visión en donde lo digital va a trascender lo tecnológico para convertirse en un eje de la seguridad nacional, la competitividad económica y los derechos ciudadanos.
El éxito va a depender de la capacidad para evolucionar al ritmo exponencial de las amenazas cibernéticas, manteniendo siempre el equilibrio entre innovación, ética y protección civil.