En Internet nadie sabe si eres un bot | ¿Cómo es eso?
Una vez que los hechos se vuelven complicados de determinar, comienza la distorsión de las cosas. Sobre todo, en las redes sociales, ya que son el caldo de cultivo para diversas operaciones en las que se asumen identidades falsas, hay infiltraciones en redes de todo tipo y, además, se usan dichas redes sociales para influir en la opinión pública.
Aunque las redes sociales manifiestan que están trabajando en contra de esta mala práctica y para detener ataques perpetrados por bots, siguen abiertas para todo tipo de actividades maliciosas.
Ahora, como en el Internet es muy difícil identificar a un bot, el enfoque de seguridad ha cambiado. Esto debido a que, diariamente, se le pide a un ciudadano que pueda demostrar su propia humanidad cuando está frente a un ordenador. Es por ello que, en el año 1997, unos investigadores de una empresa de seguridad, desarrollaron el famoso CAPTCHA.
Esta sencilla herramienta de verificación, en sus inicios, se estableció como la forma de distinguir entre acciones ejecutadas por humanos o bots en una computadora. Este acrónimo es el sustituto de la llamada prueba de Turing pública y completamente automatizada para diferenciar a las computadoras y los humanos.
Esta medida de seguridad es empleada para que los bots eviten que se registren en plataformas, con el fin de obtener direcciones de correo electrónico de forma masiva, por ejemplo.
Además, evita que los bots invadan plataformas web de e-Commerce y que se infiltren en encuestas en línea. CAPCHA funciona cuando se le requiere al usuario que identifique y escriba una serie de letras y números. También, se le pide a las personas que marquen la casilla llamada “no soy un robot”.
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La práctica de reconocer potenciales bots era, hasta ahora, muy buena y brindaba algo de seguridad. Sin embargo, todo cambió este mismo año con la irrupción de herramientas basadas en Inteligencia Artificial.
Más concretamente, con la plataforma de OpenAI, la creadora de los ya famosos mundialmente ChatGPT y DALL-E, sorprendió a pocos y extraños, además de que los asustó. Esto se debe a que ambas herramientas pueden desarrollar geniales obras de arte visual, las cuales son complejas y también, “escribir” ensayos completos a partir de unas pocas palabras introducidas por los humanos.
En estos momentos, ChatGPT tiene en su haber más de 30 millones de usuarios activos y más de 5 millones de visitas diarias. Estos números fueron publicados de acuerdo a investigaciones de diversos medios comunicacionales. Además, gigantes tecnológicos como Google y Microsoft también anunciaron sus propias versiones de herramientas basadas en IA.
Por estas razones, no resulta nada extraño que la paranoia por la inteligencia artificial por parte de los humanos esté en su punto más alto. Sobre todo, gracias a que, en los últimos años, la proliferación de bots “inteligentes” borró la línea de la identificación por parte de herramientas como la que se mencionó anteriormente.